Carla Avecilla es muy joven, pero es fiel testigo del cambio de la localidad en los últimos años, producto de la explosión económica y demográfica generada por la formación geológica denominada Vaca Muerta. Nacida y criada en Añelo, califica como “rarísima” la diferencia de aquella localidad al cambio que vive en la actualidad. “Diez años atrás no era nada y, de repente, se llenó de gente”, cuenta.

Carla tiene 23 años y, tras la noticia de su embarazo, comenzó a realizar sus controles con Jimena Azzaro, la obstetra de la Fundación Baylor Argentina en Añelo. “Tuve todos los controles y, de hecho, un lunes a la mañana rompí bolsa y justo tenía turno con ella. Así que de allí me fui a Cutral Co y al otro día, a la tarde, nació Benicio que pesó 3.490 gramos. Yo no quería cesárea y, por suerte, tuve un parto super respetado y nació por parto normal y super bien de salud”, cuenta Carla.  Y agregó sobre la atención recibida: “Fue super bien, me sentí super cómoda y muy acompañada hasta ese último control que tuve antes de que naciera el bebé”.

Tras el parto, Carla y su bebé regresaron a Añelo en perfecto estado de salud. Sin embargo, algo le llamaba la atención. Benicio es un bebé muy tranquilo, no llora para nada pero Carla empezó a notar que cuando amamantaba del lado derecho, el pequeño tenía como una “pelotita” cuando doblaba la cabeza. “Tampoco se quejaba”, aclara.

Fue así que se lo comentó al pediatra Javier Mozzi, de la Fundación Baylor Argentina, durante el control del Niño Sano de los 15 días de vida. “Él lo revisó y me dijo enseguida que tenía una fractura y que le íbamos a hacer una radiografía para confirmar. Con el estudio en la mano, me explicó que se curaba sólo, que no requería hacer nada salvo tratar de que no estuviera mucho en movimiento. De hecho, le hizo la prueba de reflejos y estaba todo sin problema”, cuenta Carla.

“Este tipo de situación son comunes durante un parto. Lo detectamos durante el control porque se forma un cayo óseo, que se puede tocar y palpar. Benicio tenía muy buena movilidad en sus brazos por lo que, una vez que confirmamos el diagnóstico, no tenía indicaciones importantes porque se cura solo”, explicó el pediatra Javier Mozzi.

La situación no revestía una complicación. Sin embargo, aquel momento significó un mundo de temores para Carla. “Estaba muy nerviosa y fue muy importante para mí cómo me acompañaron en todo ese momento. Fueron muy amables y me contuvieron mucho porque estaba muy asustada. No tengo más que palabras de agradecimiento”, dijo Carla.

Hoy, Benicio tiene dos meses y ya está recuperado. Durante el control de rutina, se confirmó a través de una radiografía que estaba recuperado de esa fractura. “Ya mueve el brazo a la perfección”, cuenta con alegría Carla.