Micaela Bulacios tiene un tono alegre y esperanzador. En cada frase parece exhalar agradecimiento y amor. Tiene 25 años y vive con sus seis hermanos en un asentamiento denominado El Trébol del barrio Ciudad Industrial, ubicado en la zona norte de la ciudad de Neuquén. En total, son nueve, aunque dos hermanas se casaron y ya no viven con ella y sus hermanos.

“Nueva años atrás, mi mamá se fue y mi papa murió. Yo me quedé con ellos y nos hicimos cargo con mis hermanos más grandes. Hoy hago de hermana mayor. Ellos están acostumbrados a estar todos juntos, estamos acostumbrados a estar todos”, relata con total naturalidad su historia. Uno de sus hermanos, que actualmente tiene 12 años, tiene hidrocefalia.

Sus tres hermanos menores de edad concurren a la escuela 154 de Ciudad Industrial, precisamente el establecimiento educativo que trabaja en forma articulada con la Fundación Baylor Argentina. Precisamente, desde la escuela la contactaron para ser incluida en el programa denominado Salud Nutricional, que busca colaborar con una mejor nutrición de las familias, tanto en el acceso como en la elección de los nutrientes. En total, 31 familias de ese barrio reciben un módulo alimentario especialmente diseñado por profesionales de la Fundación Baylor Argentina para aportar calidad nutricional a la mesa familiar. Junto con ello, reciben un kit sanitario para contribuir al aporte contra la pandemia desatada por el Covid-19 en todo el mundo. Se trata de un programa que se realiza gracias al aporte de nuestro socio fundador y sponsor mayoritario Chevron.

“La convocatoria para participar del programa me llegó a través de la asistente social. La verdad que nos ayuda muchísimo porque somos muchos a la hora de comer. “El mes pasado recibimos por primera vez la ayuda y nos re sirvió. Gracias a Dios, todo me sirve a mí. El módulo nos resultó buenísimo”, dijo. Y agregó: “Además, estamos construyendo mi casa con hermanos así que los alimentos que nos llegan nos vienen muy bien para poder destinar algo más para nuestro hogar. Cuando eran todos menores, alquilábamos algo en Centenario. Después mi cuñado nos ayudó con un terreno y ahora empezamos a construir. Gracias a Dios estamos progresando porque somos todos grandes, nos quedan tres menores”, agregó.

Pocos días atrás, compraron los materiales para poder techar su hogar. Y, en cada palabra, Micaela se desvive por sus hermanos y que tengan las posibilidades afectivas que no tuve. “Yo a mis hermanos los crió como a mis hijos, es un amor especial. Muchas veces me pongo triste porque ellos no tienen a su mamá y a su papá. Y pienso que por más que le demos todo nuestro cariño, no van a tener el cariño de madre. Y yo, con 25 años, también lo siento, también me falta”, relata.

Esos tres niños que aún son menores de edad concurren a la escuela 154 de Ciudad Industrial. Con mucho orgullo, Micaela cuenta que les “va re bien” en el colegio. “Ellos tienen mucho apoyo nuestro. Como nosotros cuando éramos chicos no tuvimos ese apoyo, ahora tratamos de que ellos no sólo lo tengan, sino que intentamos de darles todo, tanto en lo material como ayudándolos y acompañándolos en todo. Los siete que vivimos acá juntos no tenemos hijos, así que es todo para ellos”, cuenta.

Micaela lleva nueve años trabajando como empleada doméstica en diferentes casas de la ciudad de Neuquén. Actualmente, lo hace en cuatro hogares distintos. “Mi hermano también trabaja, está en la construcción. Él fue siempre mi mano derecha, me ayudó con todo”, cuenta.

No sólo trabaja para mantener a sus hermanos, sino que, además, Micaela está estudiando la carrera de administración de empresas en un terciario de la ciudad de Neuquén.