Gabriel y Valentín son inquietos y se pelean como todos los hermanos, pero son buenos alumnos y el horizonte de la vida de Paola Lagos, su mamá. Ella es oriunda de Rincón de los Sauces, ama de casa y está dedicada a sus hijos mellizos “hasta que aparezca un trabajo”.

Ellos van a cuarto grado y son “de aprender rápido”, aunque advierten que con la pandemia “costó un poco”. Su mamá cuenta que lograron ponerse al día y hoy les va muy bien en la escuela. Sin embargo, este año, al poco tiempo de comenzar el ciclo escolar, Valentín comenzó a advertir que tenía algunos inconvenientes para poder ver con nitidez el pizarrón. Lentamente, se sentó cada vez más cerca para poder copiar sin por problemas por desde atrás “le costaba mucho”. “No alcanzaba a copiar y venía con el problema de que no terminaba de copiar. A mí me pasaba lo mismo en la escuela. Lo llevé al hospital, le hicieron el control y me confirmaron que iba a necesitar lentes”, cuenta Paola.

Pocos días después de esa consulta, la llamaron para comentarle que especialistas de la Fundación Baylor Argentina harían screenings visuales en Rincón de los Sauces, a través del programa de Salud Visual.  Desde 2017, ya se realizaron 2.744 controles visuales a niños y niñas de Ciudad Industrial, Rincón de los Sauces y Añelo. Además, 164 de ellos ya recibieron sus lentes a través este programa.

Forma parte del plan de acción que la Fundación Baylor -a través de su socio fundador y sponsor mayoritario Chevron y el aporte de Tecpetrol- desarrolla con el objetivo de detectar patologías a tiempo. El control de vista pediátrico es una herramienta esencial para la detección temprana y la prevención de pérdida de visión en niños.

Así, en este contexto, Paola llevó a Valentín para que profesionales de la Fundación Baylor Argentina le realizaran el screening visual. Como preveía Paola, el examen determinó que necesitaba lentes para una correcta visión. Sin embargo, la sorpresa llegó porque Gabriel, su hermano mellizo y quien nunca advirtió sobre alguna dificultad visual, también necesitaba lentes. Es de herencia, porque yo también tengo miopía”, dice.

Semanas atrás, ambos recibieron sus lentes de manos del Programa de Salud Visual, en una actividad que se realizó en la Casa de Cultura de Rincón de los Sauces. Mientras Paola cuenta que ambos tendrán que usarlos de forma “constante” a los anteojos, uno de ellos consulta casi en secreto sobre los alcances de ese término. “Constante es que los tenés que usar siempre”, le dice Paola.

Ella los mira con la complicidad de madre mientras agradece por la posibilidad. “Que me hayan dado los anteojos para los chicos me da una mano inmensa. Mucho más como está todo ahora. No sé cómo hubiese hecho para poder comprarlos por mis medios. De hecho, estoy ahorrando para comprarme mis lentes porque tengo mucha graduación y son muy caros. Así que esta posibilidad me da una mano enorme. Estoy muy agradecida con la Fundación”, dijo.