Erik es inquieto, alegre y, a sus tan sólo tres añitos, la alegría de su mamá, Yohana Nasif. Es el primero de la familia que se crió desde su nacimiento en la ciudad de Añelo, en la que Yohana se radicó definitivamente hace cinco años.
“Nosotros, con mi marido, somos de Tucumán y venimos, especialmente él, a trabajar en las chacras en la cosechas desde hace muchos años. Yo también vine a cosechar en 2013 e íbamos y veníamos hasta que decidimos radicarnos definitivamente en la localidad”, cuenta Johana.
Tanto Erik como su hermana Guadalupe (de 7 años), corren y juegan en el patio de su casa en Añelo. Una imagen habitual en los niños y niñas del mundo, se torno en llamativa para Johana al notar que Erik se caía muy seguido. “Tiene dos cortes en la frente”, cuenta la mamá. Sin embargo, Yohana lo atribuyó a que Erik es un niño inquieto. “Nunca pensé que tendría que ver con la vista. La verdad es que nunca lo atribuí a que podía ser eso”, detalló.
Cuando Erik cumplió tres añitos, Yohana lo llevó al control del niño sano a través del programa que la Fundación Baylor Argentina realiza en la localidad, en articulación con el Hospital de Añelo y el Ministerio de Salud de la Provincia de Neuquén. Allí lo recibió Andrea Imsen, pediatra de la Fundación. “La mamá me refirió sobre las caídas y hablamos de estudiarlo por temas del habla”, cuenta Imsen.
Como la Fundación cuenta con un programa de detección de patologías visuales, en los controles del niño sano se combinan dos programas ya que se incorpora el programa de Salud Visual a través del control que permite esta herramienta. “Cuando hice el examen, detectó un astigmatismo muy importante, por lo que rápidamente lo vio el oftalmólogo y le recetó los lentes”, explicó Imsen.
Desde aquel control, Johana comenzó a entender muchas de las situaciones que sucedían con Erik. “Ví que los ojitos se le ponían rojos y entendí que era por esto. Yo pensaba antes que por ahí era porque tenía cansada la vista. Es muy chiquito y todavía no se sabe explicar. A veces le dolía la cabeza. Con este diagnóstico, cerró todo”, cuenta.
En los primeros días de diciembre, llegó el día para Erik. Sin saberlo, la forma en que ve el mundo cambiaría para siempre. Sin dudas. No porque lo diga un médico, sino porque con sus tres añitos así se lo expresó a su madre tras ponerse los lentes por primera vez: “Mamá, se ve lindo”.
Pese a que de allí en mas usa siempre los anteojos sin problemas pese a su corta edad, aquel camino en busca de los lentes no fue sencillo. “Mientras íbamos a buscarlos yo le decía que le iban a dar unos anteojos y que iba a ser como su tía y su abuelo, que también tienen lentes”, describe Johana. Con ese paralelismo, Erik ya caminó más contento.
Una vez que se encontró con los anteojos, el mundo se “ve más lindo” para Erik. El oftalmólogo le anticipó a Johana que era muy probable que se los dejara sin problemas puestos, que no tendría inconvenientes de adaptación porque iba a ver mejor. “Le decía que iba a curar sus ojitos y estaba contento”, dice Johana.
Desde allí, Erik no se separa de sus anteojos y no tuvo problemas para adaptarse a ellos. “A veces se para y me dice ´Mami, no veo nada”, entonces yo le digo que se ponga los lentes que no los tiene puestos y me contesta ´Sí, ahora sí, tenés razón mami”, relata Yohana.
La posibilidad de haber detectado esta patología, le permitirá a Erik comenzar su escolaridad sin inconvenientes y con todas las posibilidades para su correcto desarrollo. Además, el astigmatismo debe ser tratado antes de los 7 años para que la vista pueda recuperar su potencial. Y esto es gracias a que los programas de Salud Ocultar y Control del Niño Sano trabajan en paralelo en las consultas. “Es importante haber asociado a estos dos programas para poder abarcar una mayor cantidad de niños y niñas”, dijo Imsen.
Finalmente, Johana destacó la atención recibida por parte de la Fundación Baylor Argentina. “Fue muy buena, nos ayudaron muchísimo. Desde las explicaciones hasta que se haya podido detectar el problema de Erik. Además, no tenemos obra social y los anteojos son muy caros, hubiese sido imposible comprarlos”, dijo.
“Queremos destacar la importancia que genera poder combinar ambos programas en el Control del Niño Sano, lo que nos permite que Erik no sólo pueda recibir la atención precoz de su patología sino que su escolaridad no será afectada por este problema visual. Quiero agradecer que estas acciones son posibles gracias al aporte a nuestro socio fundador Chevron y la colaboración de YPF y Tecpetrol que permiten llevar adelante estos programas en Añelo y zonas de influencia”, aseguró la Mg Agustina Pérez, directora ejecutiva de la Fundación Baylor Argentina.