Alejandra Alverdi tiene 33 años y vive en Ruca Antú, ubicado muy cerca del barrio Parque Industrial. Es la encargada de un comedor y un merendero del sector y su marido trabaja como gomero. Son padres de cuatro hijos y Atenas, de 8 años, concurre a tercer grado de la escuela 154 del barrio.

En febrero de este año, antes del inicio de aislamiento obligatorio por el avance del coronavirus en el país, Atenas jugaba con su hermana cuando cayó con su cara al piso. “La llevamos enseguida porque se golpeó el ojo izquierdo. Se le hizo un derrame y el oftalmólogo nos dijo que había que agradecer que no se le había desprendido la retina. Pero a los dos meses, cuando cedió el derrame, ya notaron que había perdido mucha visión en ese ojo”, relata Alejandra. Atenas ya le había advertido a su mamá que veía “sombras”. Ella me decía que de un ojo “ve que pasan cosas que se mueven”, pero no las distingue. 

La Fundación Baylor Argentina, con el apoyo de su socio fundador Chevron, realizan en el barrio Parque Industrial el programa de Salud Visual. En agosto, los profesionales de la Fundación analizaron la situación de Atenas. Tras analizar, detectar y realizar los lentes, la niña los recibió de manos de los profesionales de la Fundación Baylor Argentina. “Atenas está feliz porque ve un poco mejor. Más allá de que ella sigue viendo esas `sombras`, ahora distingue más y esto le cambia su calidad de vida”, contó.

Alejandra agradeció el trato recibido por los profesionales y administrativos de la Fundación Baylor Argentina. “Fueron super amorosos, una atención espectacular. Es algo muy importante que puedan ayudarnos en estos tiempos de pandemia. De hecho, lo compartí en mi cuenta de Facebook porque es muy importante. A veces uno no se da cuenta lo mucho que puede hacer por el otro y es este el caso”, finalizó.