María Peralta es oriunda de Rincón de los Sauces. Tiene 31 años y trabaja, por la tarde, en la peluquería de su mamá. Desde hace un tiempo, observa que su hija Dulce fuerza la vista cuando lee. “Ella ama leer y veía como se acercaba mucho al libro. Especialmente con aquellos que tienen las letras más chiquitas”, explicó.

Dulce tiene 8 años y acaba de pasar a cuarto grado. “En la escuela, como es muy mimosa de la maestra, le gusta sentarse adelante y cerca de la seño. Con eso zafaba. Pero la maestra ya también me había advertido que se acercaba mucho al cuaderno para escribir”, contó María.

Pese a advertir la situación, María relata que no podía consultar a un oftalmólogo porque no tiene obra social y, menos, adquirir los lentes para Dulce. “Hace unas semanas, nos avisaron desde la escuela que iban a revisar a los chicos. Yo ya sabía que Dulce necesitaba porque ella mismo me pedía ir a un médico. Cuando la vieron, le dijeron que tenía astigmatismo y, en un par de días, ya tendrá sus lentes”, relató.

Dulce está “feliz” y esperó “todo el día” que lleguen los lentes. “Ama leer, lee todos los cuentos y los espera con mucha ansiedad. Nos viene increíble esta situación”, contó María. Dulce tuvo los anteojos color azul que eligió.