Por Dra. Andrea Imsen  

A lo largo de estos años, como pediatra y coordinadora médica de la Fundación Baylor Argentina, he tenido el privilegio de vivir una experiencia profesional única, que trascendió la práctica clínica. Formar parte de una red de salud global comprometida con transformar vidas a través de la salud materno-infantil ha sido una de las experiencias más enriquecedoras de mi carrera.

En Baylor Argentina comprendemos que la salud infantil es un derecho fundamental, a su vez, un desafío complejo, especialmente en las comunidades más vulnerables. Ser parte de una red de salud global nos permite abordar problemas locales mientras nos conectamos con iniciativas internacionales. Aprendemos de experiencias globales adaptándolas a nuestra realidad y trabajamos de manera colaborativa, reforzando nuestra misión de promover la equidad en salud.

Mi trayectoria en la Fundación ha sido una experiencia de crecimiento, permitiéndome integrar mi pasión por la medicina con el compromiso de brindar atención médica de calidad a niños y familias en situaciones vulnerables. He colaborado en la gestión y optimización de programas de salud, alineando recursos y esfuerzos para ofrecer un servicio integral, accesible y humanizado. Junto a un equipo de profesionales comprometidos, buscamos constantemente mejorar la calidad de vida de los niños a través de un enfoque multidisciplinario. La Fundación adopta un modelo integral que abarca desde la atención primaria hasta la atención especializada, con el objetivo de mejorar el acceso y la calidad de los servicios médicos para niños y adolescentes en contextos de vulnerabilidad.

Uno de los programas de mayor impacto a lo largo de estos años, es el de salud visual. Mi rol en este programa ha abarcado desde la coordinación de los equipos médicos hasta el seguimiento de los casos y evaluación del impacto del programa, así como la sensibilización sobre la importancia de la detección temprana de problemas visuales. Este esfuerzo ha tenido un impacto directo y positivo en la calidad de vida de los niños que participaron.

Formar parte de la Fundación Baylor Argentina me ha permitido ser protagonista de un proyecto que cambia realidades y ofrece esperanza. Estoy profundamente agradecida por ser parte de una institución que se distingue por su ética, visión y, sobre todo, su amor por la infancia. Cada historia de éxito, cada sonrisa de un niño cuya calidad de vida mejora, es testimonio de lo que se puede lograr cuando trabajamos con dedicación, empatía y profesionalismo.

Uno de los mayores desafíos a los que nos enfrentamos en la Fundación es garantizar que los niños más vulnerables puedan acceder a servicios de salud básicos y especializados. Mi experiencia me ha enseñado que, más allá de la intervención médica, es esencial construir lazos entre las necesidades de la comunidad y los servicios disponibles. He sido parte de equipos que coordinan esfuerzos con otras organizaciones locales y entidades internacionales, con el fin de maximizar el alcance de nuestras acciones y asegurar que cada niño, independientemente de su ubicación o condición socioeconómica, tenga acceso a una atención médica de calidad. Hemos logrado realizar 19.776 atenciones pediátricas integrales y 7.411 screening visuales.

Lo que más me motiva en mi trabajo es ver cómo, a través de programas como el de salud visual, los niños no solo recuperan su vision, sino que también obtienen nuevas oportunidades en su educación y desarrollo. Esta es solo una de las muchas iniciativas que hemos implementado en la Fundación, pero cada historia de éxito, cada niño que accede a atención de calidad, refuerza mi convicción de que la salud infantil es la base para un futuro mejor.

Trabajar en la Fundación Baylor Argentina me ha brindado la oportunidad de combinar atención directa, educación comunitaria y la creación de redes de apoyo, colaborando para garantizar que los niños de las comunidades vulnerables puedan acceder a los servicios de salud que necesitan para crecer, desarrollarse y alcanzar su máximo potencial.