Cintia Moroz nació en Mendoza y, así como, alguna vez, se trasladó de pequeña, también decidió cambiar de rumbo a los 20, junto a su marido, para llegar a Rincón de los Sauces para formar su nueva vida. Así fue hace seis años atrás, cuando vinieron en busca de una oportunidad laboral, aunque atrás dejó sus estudios de enfermería.

Al poco tiempo, su marido comenzó a trabajar en la localidad. Hoy, Cintia es una vecina más de la localidad y tiene dos hijos: una niña de cinco y Ciro, un niño de poco más de un año. Su primera hija nació en Mendoza, aunque Ciro ya nació en Rincón. “Cuando estaba embarazada, tuve todos mis controles prenatales con la obstetra de la Fundación. Fui un día a buscar un turno en el centro de Salud de La Falda y ahí me empecé a atender con ella”, relata Cintia.

Su embarazo fue, afortunadamente, normal. “Por suerte salió todo bien. Los primeros controles los hice con  la Fundación”, comenzó a relatar Cintia. Y agregó: “La verdad es que el trato que recibió por parte de la Fundación siempre fue muy bueno. Me mandaban mensajitos para ver cómo estaba, me daban los turnos por mensaje. Y eso es un montón porque ahora que tengo a los niños me cuesta sacar turno y andar de un lado para el otro. Siempre tuve ese mensajito preguntando y consultando cómo estaba todo”.

Hoy, Ciro recibe los controles del programa de Niño Sano de la Fundación Baylor Argentina. “Estoy muy contenta. Mi bebé tiene episodios de broncoespamos y siempre está el llamado atento de la pediatra. Tanto ella como la obstetra son personas que tienen un trato ‘muy humano’. Siempre me han tratado muy bien todos en la Fundación. Creo que están trabajando junto al hospital y creo que eso está muy bueno. Yo, de mi parte, los felicito no sólo por la atención que recibí yo sino también por la atención que recibieron amigas que nos hemos ido pasando el dato y que también se atienden con la Fundación”, finalizó.