Fiorela Jaque tiene 24 años y, tres años atrás, dejó la localidad rionegrina de Mainqué para probar suerte en Añelo, junto a su marido. Él trabaja hoy en una empresa que opera en la localidad.

Poco antes de la llegada de la pandemia, Fiorela tuvo a su beba, que hoy tiene casi 10 meses. Con el aislamiento y los temores por los contagios de Covid-19, Fiorela aprovechó el servicio de telemedicina -para comunicarse con los profesionales de la Fundación Baylor Argentina, en articulación con el hospital de Añelo.

“Mi hija nació un poco antes de lo previsto porque sufrí colestasis. Por suerte, esta bien. Sin embargo, en los momentos de mayor aislamiento por el coronavirus comencé a tener algunas complicaciones  y no sabía cómo hacer con la beba”, relató Fiorela. “No sabía cómo acomodar a la bebé y, por suerte, la obstetra de la Fundación Baylor Argentina me ayudó muchísimo a través del teléfono y me guió sobre cómo hacer para que la bebe succionara correctamente”, agregó.

Fiorela cuenta que la solución tecnológica y la predisposición de los profesionales de la Fundación Baylor Argentina fueron fundamentales porque “sentía miedo de ir al hospital”. “Yo no iba porque me daba mucho temor la situación por los contagios”, cuenta.  También destacó la predisposición de la obstetra: “Siempre estaba pendiente para responder, para ayudarme. Gracias a Dios, los controles y el acompañamiento que tuve, todo está bien”.